«Aquel aire infinito» de Lluisa Cunillé
El breve monólogo siguiente forma parte de la obra Aquel aire infinito de Lluisa Cunillé.
Nunca he considerado la posibilidad de irme de aquí. No me sentiría mejor ni peor en otra parte y cualquier novedad no me consolará de la pérdida de mi odio. He pedido al camarero una copa de anís porque el olor confunde a los sentidos y enmascara el olor dulzón de los muertos. Pero no quiero emborracharme. Y tampoco quiero subirme a ninguna noria para enturbiar mi cabeza ni insensibilizar mi corazón. La única persona que podría llegar a odiar como hasta ahora, con la misma intensidad, es a mí misma, y no porque me sienta culpable de nada sino porque no conozco a nadie lo bastante cercano. Sin mi madre no tengo razón para odiar a nadie aparte de amí misma. Y si pudiera amar a alguien no tendría bastante. No me bastaría para llenar el vacío que siento. La ausencia de odio sólo se llena con odio, como imagino que la ausencia de amor sólo se llenará con amor.